Abraham Maslow decía que como parte de la autorrealización de un individuo, pertenecer a un grupo es una necesidad muy importante que se debe satisfacer para que pueda entonces cubrir requerimientos cada vez mas complejos. Y para que la necesidad de pertenecer sea satisfecha, sentirse aceptado es una condición fundamental. La aceptación por parte de otros comienza desde como se vive en familia. Si la persona siente que su llegada a ese núcleo fue bien recibida y que a partir de ese momento tiene su propio lugar, espacio físico y reconocimiento de ser, la sensación de ser aceptada la acompañara a sus relaciones interpersonales fuera de casa. Aun así, al llegar a algún grupo nuevo volverá a experimentar la necesidad de ser aceptada por los nuevos conocidos y esto la llevara a tomar decisiones respecto de hacer suyas las conductas y/o costumbres del grupo para que este lo reciba. Esto ultimo implica riesgos si el grupo al que se quiere pertenecer tiene costumbres que pueden resultar dañinas.
A veces lograr la aceptación por parte de otros lleva a la persona a modificar ciertas características de su propia personalidad. Si los cambios resultan útiles, la persona se sentirá satisfecha no sólo por haber logrado su objetivo, sino también consigo misma por haber logrado su objetivo, sino también consigo misma por haber realizado una transformación benéfica para el o ella; Sin embargo, si el camino es desfavorable, la persona puede lamentarlo. En estas circunstancias en las que el amor propio vuelve a tomar un papel importante, ya que no hay nadie mejor que la misma persona para saber lo que le conviene y no, evitando así caer en decisiones que a la larga puedan hacerla infeliz solo por procurar ser aceptada.
La aceptación social es una necesidad ubicada en el tercer nivel de jerarquía propuesta por Maslow, por lo que verdaderamente la persona está satisfecha, es una excelente señal del logró alcanzado.
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